Reencuentro posterior a una separación
La afectividad es inherente al ser
humano, todas las personas tienen una necesidad de amar y de ser amados.
Se reedita el vínculo primario afectivo en la pareja. El cómo se expresa el
amor en los hombres y las mujeres tienen formas muy diferentes de manifestarlas.
En la consulta de parejas se observa con frecuencia que los hombres
expresan el afecto a través de brindar seguridad y bienestar material a la
pareja, mientras que las mujeres lo expresan verbalizándolo y a través de
acciones y actitudes, como muestra de afecto en público (caricias, besos). Asimismo, se ha
observado que muchos hombres presentan dificultades para aceptar las muestras
de amor como para brindarlas. Muchas mujeres han sido educadas para amar y los
hombres como guerreros para luchar y sostener a una familia. Aquello lo
observamos cuando desde pequeña las niñas se les enseña expresar emociones, a
tener juegos en las que brota el amor y las relaciones de soporte emocional
hacia los otros. Mientras que los hombres se les enseñó a luchar y a
conquistar, donde la expresión de la emoción no se encuentra permitida: los
hombres no lloran. Es una expresión cotidiana en varios hombres aún en pleno
siglo XXI.
Una autoestima positiva es un pilar, es necesario amarse lo mismo,
para poder tener id al otro lo que se tiene. Un miembro la pareja que no
disponga de una autoestima sana, tendrá dificultades para amar; ya que no puede
amarse sí mismo. Se tiene que partir por el propio amor para poder brindar amor
al otro. Entiéndase como amor los tipos de vínculos sanos o relaciones que se
establecen con el compañero, lo cual implica necesariamente el encuentro
intimidad sexual de la pareja, que también es parte de una relación afectiva en
algún momento de la vida de quienes desean establecer una relación.
Encontramos
a mujeres que aman en exceso, y desean sobreproteger la relación; muchas de
ellas ante la inseguridad de la pérdida del objeto amado. Sin embargo, se está
asfixiando el otro. Cada miembro la pareja necesita su propio espacio y no que
uno se encuentre encima del otro. Lo cual genera una fusión y con la
desaparición de la pareja para convertirse en uno solo que con el tiempo, la
relación ya no es de pareja es de dependencia o codependencia.
En el proceso de
reencuentro la pareja, posterior a una separación; es necesario limar el
resentimiento e ir por el camino del perdón hacia el otro, no como una
expresión sino a través de acciones concretas. La pareja va a percibir los
cambios de actitudes en el compañero, los nuevos comportamientos acordados en
un contrato de cambio, el cual la pareja se plantea con acuerdos para mejorar.
Sin embargo, el mejorar también implica aspectos dolorosos, porque se necesario
aceptar que hay aspectos que no se estaban dando o se encontraban en déficit.
Lo cual puede rasgar el narcisismo de alguno de los miembros de la pareja,
implica aceptar que habían cosas que nos estaban haciendo bien. Lo cual tiene
que ver directamente con los aspectos de mejora del otro y con uno mismo y la
relación. Es romper la promesa o acuerdos, posterior al reencuentro va a
generar mayor resentimiento y pocas probabilidades de un próximo reencuentro si
es que la pareja se encuentra dando una “segunda oportunidad”.
En la dinámica
de la pareja es importante también establecer pautas de comunicación, algunas
básicas como la de escucharse mutuamente, por turnos, sin interrumpir y
escuchando al otro, lo cual permitirá ampliar la comprensión de lo que le
sucede al otro miembro la relación (conocer el territorio del otro).
En el
proceso de reencuentro de la pareja posterior a una separación es importante
que los cambios no duren un corto plazo, sino por el contrario se establezcan
como nuevas formas de relación en el transcurso del tiempo de la relación misma. Si no la
desilusión se encuentra cercana, al considerar que el otro sólo tuvo un cambio
temporal y las cosas realmente han cambiado poco. Las muestras de afecto y la
atención tienen que ser recíprocas y no solamente por uno los miembros, si la intención es volver a unirse.
Psicologo Alvaro Silva.
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