La
violencia en la comunicación de la pareja y familia muchas veces pasa
desapercibida cuando esta se encuentra normalizada o se considera que no genera daño por no observarse secuelas físicas. Sin embargo la violencia
en la comunicación genera malestar en la mente de quienes la padecen por un
agente que violenta.
La comunicación
puede ser verbal y no verbal tradicionalmente, sin embargo en
la actualidad tenemos un nuevo campo, el ámbito de lo
virtual, donde la violencia en las
parejas es muy frecuente y reciproco, sin embargo el nivel de daño es intenso. La
violencia en la comunicación por sus características encajaría en el marco de
la violencia psicológa.
En nuestro
medio las parejas atraviesan por violencia física como psicológica, sin
embargo, la primera es por la cual se activa los mecanismos de protección por
parte del estado, pero pareciera que existe la creencia en nuestro medio que la
violencia psicológica es de menor impacto y mas compleja de valorar y
demostrar.
Sin
embargo, los casos de violencia física se caracterizan
por presentar un desequilibrio en su salud emocional y secuelas en su salud psicológica del perpetrador. En otros casos presentan
trastornos de personalidad.
Las parejas
cuando atraviesan episodios de violencia, mayormente se d
los episodios de
violencia física. Se presenta un “halo benigno” hacia la violencia psicológica cuando
ambas generan “cicatrices” en quienes la padecen.
El tratar
peyorativamente a un miembro de la pareja como “loca” ya es violencia psicológica, o presentar un comportamiento y actitud de
descalificación también es violento al atribuir adjetivos negativos: Tonta,
tonto, mala “persona”, etc.
La
comunicación adjetivada de negatividad es violenta, la comunicación via virtual
tratando en textos como en whatsapp aspectos de dificultad de la pareja es
llevar la violencia psicológica a otros ámbitos como del familiar al laboral. Teniendo
el efecto de generar un daño que se perpetua, donde quienes son víctimas podrán
perennizar los textos escritos en el móvil. El sufrimiento en ambos es intenso
e incluso podrá impedir un proceso de reconciliación, por los efectos y
residuos que generan. Que pueden ser leídos y releídos y enmarcando la relación
en un proceso de separación.
“La flecha
lanzada y la palabra expresada no pueden volverse atrás” habría que agregar, las
palabras escritas en los dispositivos móviles, las discusiones en la pareja se
llevan a un nuevo escenario mucho más cruel y duro, donde ambos miembros de la
pareja descargan sus afectos y malestar, sin embargo, la reconciliación ante la
descarga de la agresión se complejiza.
Las
relaciones de pareja se pueden recuperar, sin embargo, aquello también depende
del nivel de preservación de la misma. Relaciones deterioraradas, que presenten
niveles altos de deterioro por violencia psicológica va a requerir un
involucramiento sincero de ambos miembros para mejorar como individuo y
relación.
Psicólogo
Alvaro Silva Távara
Atención
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