CICLO DE LA VIOLENCIA EN LAS PAREJAS DE ENAMORADOS Y NOVIAZGO
La
violencia no solo surge en las relaciones de pareja propiamente de casados o en
la convivencia. Las relaciones de enamorados y de novios en nuestro medio
atraviesan situaciones de roce o fricción, producto de opiniones diferentes,
creencias, modos de ver la vida, hábitos, costumbres, entre otras, como también
en casos de infidelidad, diversos casos han desembocado en violencia.
Cada caso
de pareja es diferente, sin embargo, existe un riesgo en base a problemas de
comunicación, baja tolerancia, dificultad para el control de impulsos, celos,
entre otros para que se desemboque en violencia en la relación de pareja.
La
prevención en este caso es importante, para que la pareja joven pueda manejar
recursos para el mejor manejo y de las situaciones de dificultad de la
relación. Cuando los problemas en la pareja no se solucionan correctamente, se
corre el riesgo de que la violencia sea percibida como “normal” y “cotidiana” o
que se es merecedor de la misma. En otros casos se convierten en un modo de
vida en futuras relaciones de pareja.
La
violencia la podemos conceptualizar como el uso de la acción física,
psicológica, sexual, económica para infligir dolor o manipular al otro.
Leonor
Walker (1979) plantea un modelo del ciclo de la violencia, la cual está
compuesta por tres fases:
1. Fase de tensión creciente.
Caracterizada por agresiones psicológicas producto de cambios de estados de ánimo
del agresor o dificultades cotidianas que generaran sentimientos de frustración
que no puede manejar el agresor, lo cual va a generar que la tensión en la
relación se pareja se incremente. En este contexto la victima de la violencia
se siente confundida con la situación y va a querer calmar la tensión que se
experimenta, adoptando una posición de sumisión, ignorando insultos y
descalificaciones. En estos casos la victima puede racionalizar y justificar la
acción del agresor, responsabilizando su accionar a situaciones o factores
externos.
2. Fase explosión o agresión. La
tensión acumulada, producto de la fase anterior genera una explosión de la misma forma de una agresión pero más
severa y explicita, que puede ser de naturaleza física, psicológica o sexual.
La cual concluye cuando el agresor toma conciencia de su accionar y justifica
la misma.
3. Fase de arrepentimiento,
reconciliación o luna de miel. Posterior
a la fase explosión y pedir disculpas y dar muestras de arrepentimiento se da
una etapa libre de tensión y agresión, donde se puede mostrar, afectivo,
arrepentido, amable, etc. Se justiifica
o niega lo sucedido acompañado con promesas de cambio, la victima al ver el
arrepentimiento del agresor evalúa y valora y cree en el arrepentimiento que
será continuo y con un mejor futuro como pareja.
La fase de arrepentimiento o luna de miel no tiene un tiempo determinado
de duración sin embargo en el ciclo de la violencia esta fase al culminar, se
re-inicia nuevamente con la primera fase de incremento de la tensión para
seguir un ciclo repetitivo de agresión.
La intervención preventiva en las parejas jóvenes en los casos de
violencia es necesaria con la finalidad evitar que se perpetúe el ciclo y la
pareja mejore sus modos de relación, como la canalización correcta de la misma.
Psicologo Alvaro Silva Távara
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